Desde el punto de vista práctico, sabemos que la educación no es ambivalente, puesto que puede tener dos sentidos diferentes, pero es cierto lo que indica el texto, una vez que estamos inmersos en ella, debemos disfrutarla, vivirla como si fuera la aventura más divertida de nuestra vida, puesto que de eso depende que demos lo mejor de nosotros mismos. Todos, una vez que estamos en esta profesión, vamos adquiriendo esa pasión que nos permite día a día transmitir nuestros conocimientos a muchachos carentes del mismo. Es cierto, que no hay una escuela en la que nos enseñen a ser profesores ni a decirnos como actuar en cada grupo, con las diferencias que nos podamos encontrar, todos o algunos de nosotros nos encontramos nerviosos en nuestra primera clase.
Una vez que estamos familiarizados con los contenidos, nos es fácil adecuarlos a las necesidades de los alumnos, y así, encontramos que existen otras maneras de lograr el aprendizaje que queremos que logren ellos, lo cual considero que a todos nos deja grandes satisfacciones. Cierto es, que cuando convivimos día a día con nuestros alumnos, descubrimos que tienes necesidades, pero la mayoría de éstas, son la falta de cariño o de entendimiento, y es ahí donde nos hacemos, a la par de la práctica docente, seres humanos capaces de ayudarlos a entenderse. Debemos concientizarlos de la importancia de exteriorizar sus inquietudes, de pensar y razonar.
Claro está, la enseñanza es una constante aventura, en la que debes proveer de diversos modos el conocimiento que vas a transmitir, en el cual debes dejar fuera el aburrimiento y lograr o realizar actividades en las que motives al alumno a adquirir el conocimiento… Como si fuera un juego o un cuento. Como docente, debemos motivar a los alumnos para que exterioricen sus dudas e inquietudes, dándoles la mejor de las respuestas; un maestro no es el que se burla del que no sabe, sino es aquél, que sabe la respuesta que le da al muchacho. Debemos ser humanos con ellos.
En la medida en la que lo realicemos será mas provechoso para nosotros, pues es cierto que hoy en día todavía existen maestros que no ven la importancia de ser profesor, no comprenden la importancia de tan valiosa labor. Un alumno motivado comprende y entiende los contenidos que se le están enseñando. En la medida en la que todos estemos debidamente capacitados y especializados para ser lo que un MAESTRO debe ser, adoptando nuestras propias estrategias de enseñanza, pasaremos a ser el docente que tenga las competencias y capacidad para hacer un alumno que pueda enfrentar los retos de la vida actual. La mayoría de las veces, el maestro no sabe o no sabemos como lograr que los alumnos nos pongan atención, y es ahí, donde debemos estar cien por ciento seguros de cual es nuestra identidad profesional, para poder cambiar aquello que nos está impidiendo poder transmitir los contenidos a los alumos.
Es por los alumnos por los que estamos inmersos en éste rol; nuestro deber es ver por que ellos aprendan y comprendan todos aquellos conocimientos que se les están transmitiendo, de la manera más práctica posible. Esto es, encontrar las tácticas o maneras de hacer que el adolescente se interese en el aprendizaje y por lo consiguiente, estaremos logrando que dejen atrás la ignorancia. La mayoría de las ocasiones, el maestro al terminar su cátedra, opta por retirarse de la institución, pero nuestra función principal, está no solo en enseñarle y motivarlos en el aula, sino brindarles atención fuera de ésta, pues en muchas ocasiones, el alumno se siente retraído a exteriorizar sus dudas en clase por temor a burlas de sus compañeros, por lo que buscan a docente en espacios dentro de la institución en los que el maestro de manera personal, pueda aclarar las dudas que éste pueda tener.
Para que exista entendimiento y conocimiento por parte de nuestros alumnos, debemos entablar una clara y respetuosa comunicación con ellos. Al presentar nuestros contenidos debemos saber explicarlos, pero también debemos saber escuchar al alumno que tiene dudas, debemos adoptar un lenguaje oral y corporal, que haga del alumno una persona atenta y motivada a la invitación de la enseñanza-aprendizaje.
Debemos ser nosotros nuestros propios críticos, para reflexionar y saber que actitudes tomar con nuestra clase. Debe existir un equilibrio, pues no se puede ser un tirano o dictador, pero tampoco todo lo contrario, pues el objetivo de la enseñanza principal, es que exista un orden en ésta. Como docentes, debemos conocer los contenidos de nuestra asignatura, pero es importante que dentro de ésta, sepamos la manera de guiar nuestra clase con los alumnos, de tal manera que no seamos dictadores, sino al contrario, personas capaces de logar que el alumno entienda las reglas del juego, pero sin caer que trabajen de manera homogénea y que sepan precisamente los límites que existen dentro del aula con cada uno de nosotros.
Cierto es, que la mayoría de los alumnos tiene un bajo nivel de aprendizaje, máxime si se trata de alumnos que vienen de comunidades rurales, pero es nuestra labor, y debemos tomarla con gracia y buen modo, disfrutarla… De manera que casi siempre luchamos (o al menos en mi caso) por que el alumno aprenda y tengan ese deseo de saber. Día a día al igual que se comenta en la lectura, muchos de nosotros hemos aprendido a dejar atrás los impedimentos que la misma sociedad nos impone cuando dejamos atrás otras cosas y nos dedicamos a la enseñanza, por lo que somos muchos, hombre y mujeres, que hoy por hoy disfrutamos al máximo de éste quehacer docente y damos lo mejor de nosotros mismos…